BINGE WATCH VS SERIALIDAD PROGRAMADA ǀ Fernando González
Recuerdo tener 12 años y sentarme
la tarde de los sábados, sintonizar el Canal Cinco y ver toda la programación
de “permanencia voluntaria”. Si me
preguntan cuál es el sábado que más recuerdo creo que tendría que responder que
el “Maratón de Parque Jurásico”. Ver
estas tres películas, una tras otra, es una piedra angular de mi niñez. Tanto
que a veces me gustaría borrar la memoria de los pteranodontes escapando de
la isla: mi primera decepción con un realizador.
En el imaginario televisivo, los
maratones y el visionado tipo binge
watch han existido por décadas. Si bien el maratón se refiere a ver un
producto una tras otro, el binge watch
se refiere al consumo de contenido audiovisual en un corto período de tiempo en
comparación con su “consumo general”. Esto se ha observado en caricaturas
programadas por las estaciones de televisión, series de películas e inclusive
rejillas de programación con películas del mismo tema, pero que nada tiene que
ver una con la otra. Eso sí, recuerdo el momento en que los maratones se
pudieron manipular desde casa. La serie 24 es una de las
producciones contemporáneas que redefinió esta forma de visionado. El momento
en que la primera temporada de 24 en DVD llegó a mi casa, estuve
huérfano por 24 episodios.
Y aquí teníamos a Jack Bauer resolviendo problemas de seguridad nacional en el transcurso de 24 horas “reales” (el tiempo transcurrido dentro de la serie). Pero estas 24 horas eran una simulación que resultaban en un estimado de 17 horas por temporada. Verlo en la tele significaba semana tras semana meternos en la vida de Jack Bauer por una hora, y esto sólo si los 24 episodios estaban programados de esta forma. Porque recordemos que en el diseño televisivo de Estados Unidos tenemos el break de diciembre, la repetición de capítulos en marzo y semanas sin contenido nuevo. Si bien la virtualización de una serie que ocurre en tiempo real y en un lapso de sólo 24 horas suena muy tentador serializada, se convierte en todo un acontecimiento cuando se ve capítulo tras capítulo.
Y aquí teníamos a Jack Bauer resolviendo problemas de seguridad nacional en el transcurso de 24 horas “reales” (el tiempo transcurrido dentro de la serie). Pero estas 24 horas eran una simulación que resultaban en un estimado de 17 horas por temporada. Verlo en la tele significaba semana tras semana meternos en la vida de Jack Bauer por una hora, y esto sólo si los 24 episodios estaban programados de esta forma. Porque recordemos que en el diseño televisivo de Estados Unidos tenemos el break de diciembre, la repetición de capítulos en marzo y semanas sin contenido nuevo. Si bien la virtualización de una serie que ocurre en tiempo real y en un lapso de sólo 24 horas suena muy tentador serializada, se convierte en todo un acontecimiento cuando se ve capítulo tras capítulo.
Cada episodio de 24 consta aproximadamente de 43 minutos.
Si hubiera nacido hoy día, como una iniciativa de webserie o una serie original
de Netflix, tal vez los episodios hubieran durado posiblemente la hora exacta. En 2001 hacerlo era impensable:
una cadena de televisión jamás permitiría que sus breaks comerciales fueran destituidos por una narrativa moderna en
tiempo real, al fin de cuentas ellos ganan por comercial transmitido y no por
excelencia narrativa.
Hoy en día, sin embargo, nos encontramos
con proyectos como son Netflix, SyFy.com, series originales en Youtube, entre
otras, que no responden a ningún modelo televisivo clásico. Netflix produce
series “televisivas” dramáticas de 1 hora con quince minutos para un episodio y
tal vez 40 minutos para el siguiente; para las comedias tienen episodios que varían
desde 28 minutos hasta 45 (House of Cards
y Arrested Development respectivamente).
No sólo esto: también ponen a disposición del consumidor todos los episodios
desde el primer día, incentivando el binge
watching, esta especie de reto de
consumo secuencial de la serialidad
misma.
Realizado por Netflix, 24 tal vez no sería la serie de culto que es hoy gracias
a los planes de la cadena FOX en 2001.
Sin embargo, quizás tendría nuevas
posibilidades narrativas. El modelo de Netflix es lanzar todos los episodios el mismo día y no
restringir los tiempos y los formatos. Esto permitió que Arrested Development (anteriormente propiedad de FOX) desarrollara
una 4ta temporada de 15 episodios donde la historia de la familia Bluth se
cuenta a través de cada personaje y todo ocurre en un mismo tiempo. Esto permite
que, con cada episodio, con cada personaje, podamos entender distintos aspectos
del conflicto. La narrativa de esta 4ta temporada está hecha como un
rompecabezas y esto permite que con cada revelación no solamente haya una
carcajada de por medio, sino que el espectador se remita a esos pequeños momentos
que anteriormente no había entendido y ahora puede darles sentido. En lo
personal, yo reí más veces con las referencias entre episodios que con lo que
en realidad sucedía.
¿Por qué es necesario que Arrested Development se vea en maratón?
Es necesario tener las ideas frescas, los chistes a la mano y que nuestra mente
no tenga que buscar mucho. Lo mismo podría pasar con 24: podríamos dejar más secretos a la vista para el espectador analítico
o momentos de alivio cómico que se resuelvan 3 horas después.
En realidad, mi modo de visionado
cotidiano se ha transformado poco: desde que veía Jurassic Park en televisión hasta cuando retomo todo Breaking Bad un fin de semana antes del
estreno de la temporada final. Lo que en realidad cambia son los modelos en que
estas producciones se nos presentan. Cada vez más podemos sentarnos a “dos
nalgas” a adentrarnos en nuestro mundo ficticio favorito, tomados de la mano de Jack Bauer o de la de
Buster Bluth.
Y para terminar un pteranodon.
Nací el mismo año que el Super Nintendo(SNES) y esto marcó mi vida. Mi primera mascota fue un Charmander y mi primera consola un NES heredado. Desde que tengo memoria el control de videojuego ha sido una extensión de mi cuerpo. Soy pésimo en Pac-Man pero es mi juego favorito. Amante de las series de culto de cancelación inminente. Odio los videojuegos basados en películas. Combinar narrativas de TV, películas y videojuegos no es fácil y aplaudo el esfuerzo.