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La primera vez que supe cualquier noticia acerca de la serie Veronica Mars (2004-2007) fue gracias a una noticia compartida en Facebook en 2013. “¿Cómo? ¿Es que no la viste en Warner Channel? Lamento decepcionar a esos fanáticos de hueso colorado, pero la respuesta es: “No, la verdad es que ya no veo televisión”. Y no es que sea hipster y me parezca demasiado mainstream, ni que sea una idólatra de internet y las nuevas tecnologías; simplemente soy una nómada del siglo veintiuno que no tiene tiempo para ver televisión en casa. Pero basta de hablar de mí, mejor volvamos al tema de este artículo.

La nota que leí hablaba de cómo los fanáticos de Veronica Mars, que se autodenominan marshmallows (malvaviscos), habían aceptado financiar una película basada en la serie a través del sitio web Kickstarter (plataforma de crowdfunding para proyectos creativos). Recuerdo haber pensado “¡Wow! El sueño de todo realizador: recibir dinero para financiar tu proyecto, del bolsillo de las mismas personas que más adelante pagarán por ver el resultado final”. Fue entonces cuando nació mi intriga: Primero que nada, ¿qué chingados era Veronica Mars y qué tenía Veronica Mars para haber alcanzado su meta de dos millones de dólares en menos de diez horas?  

Lo primero que hice fue buscar el trailer de la serie en Youtube, y éste me presentó a una especie de Nancy Drew del siglo 21 interpretada por Kristen Bell, una adolescente que resolvía “misterios” para sus compañeros de clase… not such a big deal. Sin embargo, debo admitir que fue amor a primera vista, la actriz protagonista capturó mi atención y ese mismo día comencé a ver la serie.
No exagero al decir que me volví adicta a la serie después de tan sólo haber visto el primer episodio, y que terminé las tres temporadas (un total de 64 capítulos) en menos de dos semanas. Quizás caí en su hechizo desde el principio, al escuchar “We Used To Be Friends”, canción de apertura de la serie, interpretada por The Dandy Warhols; o hasta el final del episodio, que nos deja con un misterio sin resolver y  ganas de arrancarnos las vestiduras de la emoción. Pero eso es irrelevante, lo importante es que me convertí en una más de su sequito de admiradores, en menos de 43 minutos, duración de cada episodio… me convertí en otro “malvavisco” más.  
Veronica Mars es un personaje muy realista con quien, a pesar de ser una investigadora privada de medio tiempo, cualquiera podría identificarse, tal vez porque enfrenta los mismos problemas e inseguridades de un adolescente normal: tanto a quién invitar al baile escolar y el primer noviazgo como el abandono de su madre y el rechazo de sus compañeros. Su carácter es una exquisita combinación de sarcasmo y astucia. Veronica es fuerte, y está siempre dispuesta a defender sus convicciones personales y a los débiles y desprotegidos. Sin embargo, eso no la vuelve una heroína infalible: a lo largo de la serie la vemos perder la fe, la vemos sufrir y salir herida. Veronica Mars ofrece una perspectiva fresca, al adentrarnos en circunstancias peligrosas y de alto riesgo, desde el punto de vista de una chica.
Rob Thomas, creador de la serie, se sacó un diez al utilizar el monólogo interior y el mundo onírico de Veronica como recurso narrativo, que permite al espectador conocer y empatizar profundamente con el persona principal. Thomas también hizo gran trabajo con el diseño de los diálogos y la historia. Las conversaciones cuentan con una rica intertextualidad y el relato está lleno de intrigas y acción: a diferencia de Pretty Little Liars, ésta sí es verosímil y no deja ningún cabo suelto.
La trama de Veronica Mars es dinámica a plenitud y cuenta con un doble arco dramático: en cada temporada hay un misterio principal que se desarrolla a lo largo de toda la temporada, y varios misterios menores que se resuelven en cada episodio. Además, esta serie hace una fuerte crítica a la marcada división de clases sociales en los Estados Unidos, a la discriminación y el bullying, a la delincuencia, las injusticias y los prejuicios que muchas personas experimentan sin poder defenderse.

Un último plus son las actuaciones de todo el reparto, pero sobre todo nunca me cansaré de ver a Kristen Bell actuando como una rubia hueca, para ocultar su identidad de espía.

Creo que todo lo anterior explica, perfectamente, porque la cancelación de la serie en 2007 provocó un gran descontento en sus seguidores, y la razón por la que se mantuvieron fieles al universo de Veronica Mars, al punto de financiar el proyecto que  en un principio Warner Bros se negó a producir.
La película de Veronica Mars recaudó más de $5.7 millones a través de Kickstarter y se estrenará el 14 de marzo de este año.
  
Porque Veronica Mars me hizo creer en la justicia y en que el bien siempre vence sobre el mal, me siento orgullosa de ser una “malvavisco”.
       


GEORGINA FURBER. Descendiente pérdida de  “The Charmed Ones”,  al cumplir once años alguien extravió su carta de aceptación a la Escuela Hogwarts. Empeñada en buscar a través de los armarios la entrada al “Otro Reino”, con frecuencia sólo llega a las tierras de Narnia, Monster Inc., Coventry y la represión homosexual. Es un hecho notorio que Georgina está un poco loca, pero se justifica en que le encanta lo fantástico y crear nuevos universos paralelos. Lee más de lo que habla y disfruta las cosas simples de la vida: el ánime, Youtube, las malteadas, el cine y la escritura. 






Es increíble ver los giros monstruosos del gusto del público, sobre todo en cuanto al terror e historias “catastrofistas” se refiere. Añoro aquellos años en que los vampiros como Blade azotaban la pantalla, todavía no me acostumbro a tener que conformarme con Crepúsculo para saciar mi sed de historias oscuras. Pero, mientras los seres de la noche han derivado en personajes pusilánimes (la infantilización del héroe cinematográfico, diría Andre Labarthe), los muertos vivos han cobrado relevancia en el imaginario de la década.


Después de la exitosísima campaña de redes sociales que lanzó la CDC en Estados Unidos para que la gente se preparara para desastres naturales, ahora la oficina gubernamental ha lanzado un cómic con el que intenta educar sobre la importancia de estar preparado ante cualquier eventualidad natural, como tornados y huracanes. El muerto vivo ha sido la metáfora narrativa para crear conciencia en el público americano. La masa, la pérdida del control, el miedo como constantes y fórmula para el éxito informativo.

La viralidad de la campaña del CDC es mucho más atribuible al ingenio que a la propia necesidad de enseñar a la población sobre las precauciones en caso de catástrofe. Pensemos por un momento en otras producciones contemporáneas como Doomsday Preppers de NatGeo, donde se pueden ver los casos de preparacionistas que intentan sobrevivir a un colapso financiero, un problema de desabasto alimentario o un cambio en el eje magnético de la tierra. No sólo están preparados, llevan años acumulando comida, armas, kits de supervivencia y diseñando planes de escape o resistencia civil ante un posible caos mundial. Pareciera que intentar adoctrinarlos sobre la prevención es como tratar de venderle chiles a Clemente Jacques. 

Lo que sorprende es la potencia que tanto el cómic, como el reality, han tomado como formatos de difusión de información, gracias a que se han asentado en el gusto de la gente. Además, entre leyendas mayas, profecías de papas negros y demás, el milenarismo parece haberse filtrado como tema predilecto del imaginario colectivo. 

Frente a esta visión catastrófica del fin del planeta, hay otro tipo de productos que lo abordan sí más, desde un intento de toma de conciencia del público internacional sobre las crisis que la sociedad de consumo está desarrollando. Tal es el caso del multipremiado i-doc Collapsus, que ha aparecido en festivales de documentales interactivos, así como en festivales de documental tradicional. 


Esta producción holandesa mezcla técnicas de geo-localización de personajes con motion comic y falsos noticieros para contar una fábula del desabasto energético. Púlcramente producida, con una interfaz expandida de tres pantallas, mantiene un énfasis narrativo al tiempo que completa información con cápsulas noticiosas o puntos en el mapa donde algo está sucediendo. Pieza equilibrada que informa y entretiene, en lugar de apostar sólo por el impacto mediático o por el sensacionalismo formal.




DIEGO ZAVALA SCHERER. Origen: México, DF. Deformación profesional: comunicólogo. Temas y obsesiones: cine documental, la relación de la pantalla y la realidad, la guerra como ambiente, problema social y límite de la experiencia humana. Gustos: cosas simples, como dar clases, charlar. Vocación frustrada: fotógrafo de guerra (por cobarde). Ocupación: profesor de comunicación, investigación sobre audiovisual y nuevas tecnologías.



Salvatore Iaconesi es un ingeniero, artista y diseñador que forma parte del muy creativo equipo que mantiene el sitio y el movimiento Art is open Source. Por medio de la creación de herramientas de software abierto, Iaconesi y compañía han creado uno de los sitios de convergencia de comunidades inspiradas en la fuente abierta más creativos del mundo. Piensan que la tecnología y la convergencia mediática, la ubicuidad de internet y la facilidad para compartir intereses, ensanchan nuestra capacidad para estar con el otro y con nosotros mismos. Existe un interés centrado en la forma en la que las personas crean comunidades, cuáles son las herramientas que utilizan y cómo es el discurso que los une.

En septiembre de 2012, Salvatore salía de una alberca y se desmayó. Cuando despertó en un hospital de Roma le dieron la noticia: Salvatore tiene cáncer. Un tumor fue localizado en su cerebro. Salvatore cree que la tecnología nos hermana y acerca. Cuando comenzó sus citas con el médico, los estudios y análisis para tratar su cáncer sintió que desaparecía poco a poco. “Me transformé en un expediente y todos decidían por mí”. Entonces Salvatore decidió tomar su diagnóstico, los estudios, y abrir un sitio llamado: La Cura.

Salvatore Iaconesi anunció por medio de este sitio: “Tengo cáncer. Sugiéreme una cura”. El objetivo: recibir toda clase de estrategias para tratar su cáncer. Menjurges, comentarios, experiencias, historias, testimonios, piezas de arte, ejercicios, disciplinas, dietas, hierbas, meditaciones, canciones, videos, poemas. Todo con un solo objetivo: curar.

Desde septiembre de 2012 a la fecha, Iaconesi ha recibido 600 mil sugerencias que han sido puestas en La Cura. Así mismo, el artista puso a disposición de cualquier persona las imágenes de resonancia magnética que se han sacado de su cerebro y su expediente médico. Hoy, están las imágenes de sus últimos estudios realizados en enero de 2013. Salvatore, además, abrió un programa descargable por si alguna otra persona que está siendo tratada desea enviar sus imágenes para que la comunidad de La Cura también opine y sugiera, o que el usuario pueda hacer con ese software lo que crea necesario.

En el sitio podemos encontrar clasificadas por palabras clave todas las sugerencias y comunicados. Así, por ejemplo, está el apartado dedicado al aloe, y en él, varias personas del mundo escriben recetas para disminuir los tamaños de los tumores por medio de esta planta. O también están las secciones de poemas o videos que los usuarios han creado inspirados en compartir una cura para Iaconesi. Un colectivo de artistas  hizo una pieza de arte urbano que se proyectó en un edificio.  

Iaconesi, gracias a las miles de sugerencias que recibió, decidió su propio proyecto de cura: “es una estrategia que viene de todas partes del mundo” que incluye oncología, cirugía, homeopatía oncológica, medicina china tradicional, esoterismo hebráico y un cambio radical en la dieta y en el estilo de vida.
“Quiero invitar a todos a que participen en mi cura”

En el transcurso de este proyecto, Iaconesi recibió: 

600  poemas.

50 mil testimonios de personas que tuvieron o tienen la misma enfermedad que él.

60 doctores se acercaron ofreciendo consejos científicos. De ellos, 40 recibieron las sugerencias de otros pacientes por medio del sitio. 

50 mil estrategias diferentes para curar el cáncer, desde medicina y ciencia oficial, hasta terapias alternativas, magia, esoterismo o vacaciones.

200 personas lo ayudaron a clasificar la información.

Salvatore Iaconesi puso a disposición La Cura porque cree que cada uno de nosotros forma parte de la sociedad humana. Todos podemos acercarnos y decidir para nosotros como comunidad si compartimos, dialogamos, reflexionamos, nos abrimos a los otros. Para él “Éste es un uso bueno de la tecnología”

Hoy que escribo estas líneas, leo lo que Iaconesi ha escrito en su post más reciente: “Estoy progresando. Y lo más importante: están ocurriendo cosas. Cosas que son sobre mí, pero también sobre todos ustedes. Hemos platicado y presentado toda esta historia por todo el mundo: periódicos, televisión, radio, sitios web grandes o pequeños. Miles de personas han escuchado que existen posibilidades. Volverse humanos, otra vez para escapar de mecanismos que nos tienen atascados y trabajar juntos: con nosotros mismos, la naturaleza,  la ciencia, la cultura, las tradiciones y lo más importante, nuestros seres más cercanos”.

En el sitio de La Cura está disponible el parte médico del reporte post quirúrgico al que se sometió Salvatore Iaconesi.


GABRIELA BAUTISTA es productora y conductora de radio, escribe cuentos y poemas para niños, hace diseño sonoro y es profesora. Desde el 2011 comenzó a leer sobre el cáncer. Ha encontrado toda clase de relatos. Pronto escribirá el propio.







Con un billón de “amigos” activos, una ominosa cifra que redefine los vericuetos públicos de la vida privada a nivel global, Facebook representa para algunos el Leviatán convergente donde la cotidianidad se registra, comparte y disuelve, comentarios más, “me gusta” menos. Una especie de Logos digital que alimenta el fastidio, el consumo, la ansiedad y el aburrimiento, pero también la cercanía ilusoria, la conexión con el pasado, el registro de vida y el activismo per click. Los problemas de la empresa con Wall Street, el uso ambiguo de nuestra información personal y sus actualizaciones incómodas parecen no afectar su expansión desde 2004. ¿En qué momento un servicio de social networking deviene hábito y dependencia, nodo vivencial? 
     Nutrido desde la ansiedad por exhibir y contar lo que hacemos, lo que observamos y cómo nos vemos, para muchos Facebook reitera con ahínco la construcción de una imagen pública enredada: estridente e impertinente: en el deseo de validación de la frase ingeniosa, en la imagen ocurrente que me hace el día festivo en el muro, en la necesidad de validarme en el recuento de los pormenores personales que a nadie fuera de mí importan: euforia o aburrimiento por hacer relatoría de mi vida, desde el recuento de lo que hago al paso hasta  las nimiedades de por qué existo. 
     Si algo me ha enseñado Facebook en estos años es reiterarme la naturaleza de lo privado frente al ámbito de lo compartible, fantástico repositorio virtual de mi memoria. Me recuerda constantemente que lo secreto implica reserva y sigilo ante las imprudencias y reclamo constante de la autogestión identitaria de algunos y muchos otros.
     Cuando lo privado se vuelve público lo íntimo baja de peso y languidece, y para ello gritamos constantemente “INBOX!”, declaratoria que es apelación de respuesta pero también enunciación de los límites personales y precautorios: lo demás es fisgoneo y exhibicionismo. Y un enorme vacío bajo la red que nos atrapa.









No hay que olvidar que el cine es coetáneo del corsé y el carro de caballos
 
Jean Renoir 

Después del festejo por el Día Internacional Sin Autos (22 de septiembre), evento que reunió a miles de ciclistas y peatones en las calles de Guadalajara; y de ver el People´s Car Project de Volkswagen China, esbozo estas breves notas a modo de reflexión sobre la relación del cine y las máquinas del movimiento.
 
El emparejo del cine y el tren
Los hermanos Lumière lograron, con su tomavista de la llegada del tren a la estación, vincular dos aparatos a una misma idea: la representación del progreso. Esta unión perdura hasta la fecha, fusionando el concepto de movilidad con el de visión. La obsesión de Edison, Muybridge,  Marey y los precursores del cine por captar el movimiento ha vuelto a los medios de transporte una metáfora ineludible de la relación entre sociedad, progreso y modernidad.
 
El automóvil y el “apocalypse cool”
John Orr asociaría al automóvil con la modernidad del siglo XX americano. El vehículo funcionaría como una metáfora que agruparía desde los mafiosos del “noir” americano hasta el melodrama social familiar, espacios donde el automóvil, era un símbolo de pujanza económica. Esta imagen duraría incluso después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el coche, antes que desaparecer como síntoma de una época previa, se volvería el símbolo de movilidad y libertad posterior al miedo atómico. El auto, cómplice de la fuga en las road movies nos alejaba del pánico del fin del mundo.
 
La motocicleta (homenaje a Dennis Hopper)
Nada como Easy Rider para mostrar la fractura de las generaciones. La rebeldía, la intensificación de la identidad generada por el vehículo. Otro grande: Francis Ford Coppola con Rumble Fish. El viento en el rostro, la carretera pasando frente a nuestros ojos. Mark Seltzer diría que nada tipifica más la sensación de identidad americana que el amor por la naturaleza (nación natural) salvo, tal vez, el amor por la tecnología, por supuesto, hecha en Estados Unidos.
 
Dos híbridos globales
Después de las sinfonías urbanas de la primera mitad del siglo XX (pienso en Ruttmann, Vertov o Strand), llegarían las odas ecológicas (la trilogía de Koyaanisqatsi, Baraka o los atípicos trabajos de Werner Herzog, como White Diamond, para derivar en mecanismos acordes con los tiempos que corren: el de la creación participativa de contenidos (en este caso, soluciones de movilidad para el futuro), o el de la recuperación nostálgica de la tecnología antigua como futuro superado (una mirada desde la ciencia ficción al fin de la era del ferrocarril en México, Ecuador y lo que siga).
     El primer mecanismo contemporáneo es el resultado del concurso People´sCar Project, lanzado por Volkswagen China para crear conceptos de autos del futuro a partir de ideas del público. La plataforma tuvo 33 millones de visitas. Un auto ecológico fue uno de los tres proyectos finalistas.
     El segundo caso sintomático de la época es el proyecto de la Sonda Espacial Ferroviaria Tripulada, mejor conocida como SEFT-1, creada por los artistas mexicanos Iván Puig y Andrés Padilla Domene. Esta nave espacial elaborada a partir de una camioneta ha recorrido varias rutas de vías de ferrocarril abandonadas, reencontrando pueblos que vivían a la orilla del paso del tren y que, ante la bancarrota de la empresa Ferromex, han perdido casi todo contacto con el resto del país. Los tripulantes de la sonda han hecho diario, fotografía, videos y recogido muestras de este territorio olvidado, de este camino mil veces andado y ahora abandonado a su suerte. Luego fueron invitados a Ecuador y acaban de terminar la ruta por ese país.
     Primitivismo e innovación parecen ser dos componentes de la movilidad contemporánea. Lo que se alcanza a percibir es esta lucha aún no resuelta por decidir si el proyecto moderno fracasó y debemos volver a los orígenes, a formas más simples de organización, de desplazamiento, de estructura social; o si, por el contrario, podemos seguir soñando con que la tecnología algún día será respetuosa con el planeta y el medio ambiente, donde la participación ciudadana será fundamental para la consolidación de la esperanza en el futuro.
 





Sin demérito alguno para su contribución a la narrativa televisiva norteamericana, ¿qué son The Twilight Zone y The Alfred Hichcock Hour sin las presentaciones de Rod Serling y el director británico? Abrir el programa con una melodía reconocible, cerrar la emisión con una voz de tintes sarcásticos, un one-shot en cada capítulo, un paseo por el género de lo fantástico, el suspenso, la ciencia ficción y hasta el thriller psicológico.
     Cuando hablamos de narrativa solemos entrar de lleno a discutir personajes, acontecimientos y transformaciones, pero poco hablamos acerca de la construcción de una composición efectiva que vaya más allá del relato. Parte de la predictibilidad que el fandom interioriza, el formato contribuye a la estabilidad del producto, pero también favorece su extensión narrativa a otros soportes. Si en el periodismo el despiece asegura un “densidad” de la información a través de gráficas, testimonios, cronologías, notas de color y otros paratextos, en la televisión seriada el formato significa no una periferia explicativa, sino un ritmo interno encapsulado y necesario para el consumo. 
     Las distintas versiones de la franquicia Law & Order se mantiene precisamente por un formato reiterativo donde el opening ya clásico, las direcciones en pantalla o un sonido decisivo se vuelven determinantes para la construcción de las historias.  Dann Florek, uno de los protagonistas de la serie, llamó “The Doink Doink" al audio de transición, acompañado de un fade out, que antecede a una secuencia importante en la serie. La aplicación Law & Order Legacies, desarrollada por Telltale Games para Universal,  incluye una extrapolación de los motivos visuales, el manejo de los silencios, el manejo actoral y los guiños narrativos propios del género policiaco televisivo, pero especialmente de los acuñados por el programa.
     ¿Qué relevancia tiene para series como 24 y las versiones de C.S.I. la inclusión de pantallas divididas en su forma de relatar? ¿Qué sería de programas como Grounded for Life (2001-2005) y How I Meet Your Mother sin la edición de cortes rápidos y flash backs rítmicos? ¿Qué de Modern Family sin los interludios en corte seco de las entrevistas aclaratorias de sus personajes?
     Salvo las telenovelas, con su formato anonido y entradas ingenuas, Latinoamérica no ha desarrollado una tradición de acuñar guiños narrativos, no tantos los propios del género, sino modos de contar específicos de cada producto. Aunque pondría aparte algunas producciones de Nao Films para Cadena 3 (XY) y Argos para Canal Once (Las Aparicio), e incluso una producción interesante de Televisa, Los Simuladores, con algunos dispersos tonos de humor inglés y cierta arrogancia discursiva. ¿Qué debemos decir del valor narrativo y social de Capadocia para HBO o de la pretensión mística conspirativa de Kdabra para Fox?
    Hace pocas semanas caí en cuenta de la frescura que representa Enchufe.TV, un canal digital ecuatoriano producido por Touché Films desde 2011. Más allá del presupuesto austero y cierta oscilación actoral, los realizadores han conseguido algunos estupendos one-shots de comedia de situación con algunos elementos itinerantes e indeterminados, con un dominio evidente de guiños del género y del cine contemporáneo, pero también de un ritmo narrativo transversal propio. La potencia de sus guiones radica precisamente en un entendimiento del contenido y el humor con desparpajo, por supuesto, pero también de un formato distintivo y apropiable por los usuarios. ¿Qué ejemplo podemos poner en México? Si la Familia Peluche y María de Todos los Ángeles no pertenecieran a Televisa, ¿podríamos hablar con fortuna de comedias con tino y tono, contenidos de lo posible mexicano en la comedia, lengua aguda, guión incisivo, albur distendido? ¿Al Derecho y al Derbez, Derbez en cuando y XHDBZ representan el formato de comedia al que puede aspirar el país? ¿La salida son los formatos breves y léperos  de La familia del barrio y Vete a la Versh?


Años de tinta han corrido desde que Ariel Dorfman y Armand Mattelart escribieron, hace cuarenta años, su emblemático ensayo sobre el imperialismo cultural asociado a los dibujos animados de Disney. Ahora, parece que la fórmula se vuelve visible y evidente ante las nuevas búsquedas americanas de que los espectadores se involucren. 
     En la edición de Comic Con 2012, el ejército americano lanzó el webcomic America´s Army, que puede ser leído en la página web o en la aplicación gratuita para iPad o Android. Esta versión gráfica animada complementa la plataforma de videojuego conocida como AA3, lanzada en 2002. 
     La revista Wired dedicó en julio un artículo a este lanzamiento y hace poco menos que destrozarlo. Hace sangre de los guionistas y de los encargados militares del proyecto que señalan el desarrollo de esta herramienta de comunicación como un mecanismo para informar de los distintos trabajos que el ejército estadounidense ofrece. En otros tiempos simple y llanamente se le hubiera llamado propaganda o mecanismo de reclutamiento. 
     Al margen de la calidad (o falta de ella) de la historia, el fenómeno llama la atención. Después de casi sesenta años de financiación de películas por parte del ejército (cfr. Tony Shaw, Hollywood´s Cold War, 2007), pareciera que las nuevas tecnologías (juegos de video, plataformas en internet y cómics digitales) comienzan a volverse un modo de representación de los valores patrióticos, pugnando por un espacio en el imaginario social de aquel país.  
     Aunque el Pato Donald hizo una gran labor por su país, parece que la propaganda encubierta comienza a dar paso a formas mucho más directas de atraer y vincular al espectador con el universo militar, ávido de nuevos reclutas. No olvidemos que desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha mantenido un ejército permanente. 
    Webcomic y videojuego –que, por cierto, también sirvió como simulador para entrenamiento de soldados- son las nuevas inversiones para el desarrollo de la industria bélica americana. La realidad supera a la simulación, la ficción hace tiempo fue superada.