MARRY ME, MAGGY / Juan Pedro Delgado

http://www.bu.edu/law/communications/doma.2013.shtml

“He's Big. He's Pink. And he has impeccable taste in soft furnishings" 
(Peter Milligan, sobre su personaje Bloke en X-Factor)

Hace ya décadas, el genial John Byrne produjo para Superman un relato de niños secuestrados por Skyhook, una suerte de demonio alado (The Man of Steel #15, marzo 1988). Una historia común: una hija que escapa de casa, una madre preocupada, un héroe providencial. El mérito de “Wings!”, el título de este número, radica más en el relato secundario sobre las tribulaciones de Margaret Sawyer, capitana de policía y personaje de apoyo de Superman después del reboot que significó Crisis on Infinite Earths (1985).

Maggy Sawyer cuenta a Superman sobre su matrimonio fallido y la pérdida de la patria potestad. Pero también relata las dudas sobre su identidad de género y los intentos de conciliación personal: “cosas que una chica católica no debe siquiera considerar”, se lee en una de las viñetas. “Wings!” fue el primer caso que conocí donde un personaje relevante reconocía su determinismo sexual y relataba su proceso de aceptación. En México esa historia se publicó en septiembre de 1989 y todavía guardo esas páginas de recuento y asunción, en parte por la peculiaridad de la situación, también porque me pareció un buen ejemplo de connotación del tratamiento del tema en ese momento: sin imágenes de abrazos, sin besos, sin reconocimiento oficial de relaciones.

Si la industria del comic negocia sus contenidos con los contextos históricos, lo mismo ocurre con las representaciones de los modos de ser y hacer de sus personajes. También en la relatoría de lo visible y lo contemplable, de los modelos de conducta y de interacción. En este sentido, la inserción de roles homosexuales y lésbicos en las narrativas de superhéroes  habla ya de una agitación en las tipificaciones y recetas, sobre todo cuando estos personajes reconocen abierta y positivamente su condición de género: del escarceo en penumbras a la figuración pública del beso y la aceptación del otro.

Marvel Comics y DC Comics han explorado la inclusión de personajes “laterales” a la presunción de la heterosexualidad del héroe. Un caso destacado es el del mutante Jean-Paul Beaubier, alias Northstar, que debutó en Uncanny X-Men #120 (abril 1979), como parte del grupo Alpha Fight, y que ahora forma parte de las filas de X-Men como consultor, profesor, activista y héroe. En 1992, el guionista Scott Lobdell obtuvo el permiso de la editorial Marvel para afirmar que el personaje era gay (Alpha Flight #106), un asunto que permanecía  ambiguo en la serie y que generó abundante cobertura mediática.
De Marvel Comics destacan lesbianas como Karma (X-Men), Karolina Dean (Runaways) y Phyla-Vell (Captain Marvel); bisexuales como Julie Powers (Avengers Academy), Bling (X-Men), Mondragon (Avengers) y Mystique (X-Men); homosexuales como Anole y Greymalkin (X-Men), Rictor y Shatterstar (X-Force), Striker (Avengers Academy) y Hulkling y Wiccan (Young Avengers). En DC encontramos personajes lésbicos como Scandal Savage (Secret Six), Grace Choi y Anissa Pierce (Outsiders), Renee Montoya (The Question) y Kathy Kane (Batwoman); bisexuales como Jenny Sparks y Swiff (The Authority), John Constantine (Hellblazer), Sarah Rainmaker (Gen 13) y Knockout (Secret Six); homosexuales como Todd Rice (Obsidian, antes del reboot de 2011), Alan Scott (Green Lantern en la dimensión Earth 2), Gravity Kid y Power Boy (Legion of Superheroes) y el mexicano Miguel Barragan (Bunker en Teen Titans); incluso la editorial recientemente aclaró la condición de Shining Knight, un personaje creado en 1941 y definido ahora como intersexual en Demon Knights #14 (enero 2013).
Más allá de si se trata de representaciones “necesarias” o “comerciales”, me parece interesante señalar no tanto la visibilidad, sino los modos en que aparecen estos personajes: la mayoría confrontados ante su familia, todos aceptados (con algún personaje intolerante paseando) por el grupo de héroes al que pertenecen.  Tal vez el atisbo de un primer momento hacia una naturalización de la percepción, más allá del reduccionismo de género.
Porque en esta agenda de inclusión también es interesante conocer las condiciones del tratamiento y las reacciones sobre las imágenes, sobre todo en el cómic mainstream. No tiene la misma recepción  la escena de cama de la miniserie The Enigma (Vertigo, 1993), en una editorial donde el lector sabe que encontrará temas más “fuertes”, o la viñeta del beso en silueta de Mikaal Tomas y su novio de Starman #45 (DC Comics, agosto 1998), que el beso de Apollo y Midnighter en The Authority (en la línea Wildstorm de DC, 2000), un splash page climático en un cómic irreverente y violento considerado de culto, a pesar de la censura que intentó implementar DC. 
El cambio de siglo trajo una mayor visibilidad y prioridad visual de homosexuales y lesbianas en la narrativa gráfica de las dos editoriales principales en Estados Unidos, acaso por el evidente debilitamiento del Comic Code Authorithy. De la portada con el personaje Northstar, en  The Uncanny X-Men #392 (abril 2001), tal vez el primer cómic con un héroe abiertamente homosexual en solitario en cubierta, al beso de Bloke y su novio en X-Force #118 (septiembre 2001). De la escena de cama de Phat y Vivisector en X-Force #129 (agosto 2002) al beso de Rictor y Shatterstar en X-Factor #45 (junio 2009) al beso de Hulkling y Wiccan en un splash page de Avengers: The Children’s Crusade #9 (mayo 2012), la singularidad de una pareja de adolescentes asumidos como homosexuales y que cuentan con el apoyo de sus padres, amigos y toda la plétora de superhéroes.
Hablemos de declaraciones y matrimonios: Reed Richards y Susan Storm contrajeron nupcias en octubre de 1965 (Fantastic Four Annual #3). Scarlet Witch y el androide Vision lo hacen en 1975 (Giant Size Avengers #4). Peter Parker y Mary Jane Watson en 1987 (Amazing Spider-Man Annual #21). Scott Summers y Jean Grey en 1994 (X-Men #30).
Apollo y Midnighter se casan en Authority #29 (julio 2002) y adoptan a Jenny Quantum. El héroe retirado y alcalde  Mitchell Hundred celebra una boda entre homosexuales, en contra del sistema legal y a pesar de la anulación posible (Ex Machina #10 (junio 2005). El año pasado es interesante por el paralelismo editorial: Alan Scott, el Green Lantern de una tierra paralela, entrega un anillo a su novio Samuel en Earth 2 #2 (junio 2012): “Sam! What are you doing lurking in the shadows? Get over here…”, dice el personaje central como preámbulo al beso en público. Northstar se arrodilla frente a su novio de varios años, Kyle Jinadu, y pide matrimonio en el splash page de Astonishing X-Men #50 (mayo 2012). El matrimonio y portada ocurren en el número siguiente (coincidiendo con la publicación de DC).
La habituación de los lectores al beso erótico y matrimonio entre personas del mismo sexo es un tema aún por analizar. Falta encontrar el punto de saturación discursiva, donde estas imágenes y tratamientos de personajes dejen de ser un asunto maximizado y y explicitado. Dos ejemplos que destacan por su bajo perfil: en Scarlet Spider (2012), Kaine, el clon de Peter Parker, se muda a Houston donde es apoyado por un doctor y su esposo policía, personajes que se vuelven habituales y en los cuales su condición de género es un asunto abierto pero no anormalizado. En Invencible, uno de los títulos más vendidos de la editorial Image, los mejores amigos del héroe se vuelven pareja con el tiempo, a manera de trama secundaria discreta, pero con el desparpajo y humor característico de la serie. Sin embargo, la boda de Northstar y la homosexualidad de Green Lantern obtuvieron enorme cobertura mediática, lo que hace suponer el grado de singularidad que aún detenta la exploración (y explotación) de la visibilidad, la inclusión y la verosimilitud demográfica en el cómic.
Ahora parece, en febrero de 2013, que Margaret Sawyer se casa de nuevo.  Esta vez su pareja es Batwoman, un personaje que obtuvo recientemente el premio “Outstanding Comic Book” de la Gay & Lesbian Alliance Against Defamation (GLAAD). “Marry me, Maggy” dice Kathy Kane antes de besarla y revelar su identidad secreta a su novia: página entera, pero sin tanto alarde, una carta que DC Comics decidió no jugar y que le trajo en foros agradecimientos por la ausencia de sensacionalismos.
Maggy Sawyer acepta, por supuesto: ya no está presente este conflicto de reconocer su sexualidad entre líneas, tan noventas.

Ahora viven juntas y planean la boda. Pero, carajo, es un comic.














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