Si mueres en televisión no morirás en vano. 

Habrás entretenido a mucha gente. 

Kurt Vonnegut 

La televisión no es como la vida real: hay personas que nunca mueren. Mejor aún, en televisión te puedes dar el lujo de resucitar. Pocos actores y actrices tienen la suerte de ser reconocidos nuevamente después del triunfo de una serie -drama o sitcom- que se llevó sus mejores años. Los ejemplos son tan escasos que vale la pena dedicarles un espacio de reflexión. 

Resucitar en televisión toma más de tres días. En la mayoría de los casos no tiene que ver con ser un buen actor o actriz. No es como interpretar a varios personajes memorables en el celuloide.
En televisión no existe el Harrison Ford siendo Han Solo, Indiana Jones o Jack Ryan. Son raros los Ian McKellen siendo Gandalfs o Magnetos. Mucho más extraños son los Downey Jr. que tienen éxito interpretando a Chaplin, Sherlock Holmes o Tony Stark.

Los actores que quieren resucitar en la televisión se tienen que convertir en camaleones. Tienen que volverse maestros del engaño para mimetizarse con las nuevas generaciones. Para regresar a la vida en la televisión tienes que tener de tu lado el olvido de la audiencia y a la vez un poco de suerte.
Bryan Cranston es quizá el Lázaro más reconocido por la audiencia contemporánea. Durante seis años fue tan sólo Hall, el papá de Malcolm en una multipremiada comedia que fue catalogada como “Los Simpsons de carne y hueso”. Cuando creímos que se convertiría en otro actor perdido y olvidado en la historia de los sitcoms ocurrió el milagro: de 2008 a 2013 se ganó el respeto y admiración del público interpretando al ya mítico Walter White. Ahora el personaje es un ser de culto y Cranston una leyenda en vida.

Richard Dean Anderson tuvo una suerte parecida con un público más especializado y alienado. Durante siete años interpretó al héroe de los handyman por antonomasia e hizo de MacGyver un personaje, un capítulo aparte en la historia de la cultura pop gringa. Algunos años después, logró regresar a la vida al interpretar al cínico Coronel Jack O’Neill en Stargate SG-1, una de las series de ciencia ficción con mayor duración en la historia de la televisión estadounidense.


Con un cariño aparte, Michael J. Fox se ha ganó el respeto y admiración de varias generaciones. Conquistó al público en los ochentas interpretando a Alex P. Keaton en Family Ties (1982-1989), para después hacer lo propio en los noventas con el personaje del alcalde Michael Flaherty en Spin City (1996-2002). Después de que la enfermedad de Parkinson lo obligara al retiro, intenta ahora ganarse al público del nuevo siglo, primero con papeles secundarios peros significativos en Boston Legal (2004-2008), Scrubs (2001-2010) y The Good Wife (2009-), y siendo él mismo en The Michael J. Fox Show (2013-), que lo pone a la altura de las referencias imprescindibles de The Mary Tyler Moore Show (1070-1977) y The Cosby Show (1984-1992).



La salida de Michael J. Fox de Spin City dio paso al descubrimiento de un monstruo del sitcom gringo que ha demostrado tener más vidas que un gato: Charlie Sheen se convirtió en el Rey Midas de la TV, desde que levantó el rating de Spin City y lo convirtió en su propia comedia. Tras la cancelación del show en 2002, de inmediato resurgió en Two and a Half Men (2003-), que edificó a Charlie como un personaje icónico del cinismo y la vida disipada. La suerte de Sheen no ha sido la misma con Anger Management (2012-), pero el hombre se ha ganado su lugar como el primer rockstar de la comedia desde la muerte de John Belushi.

Una mención aparte merece David Duchovny por sobrevivir a Fox Mulder y salir adelante con Hank Moody en Californication (2007-)

Otros han intentado resucitar en televisión varias veces sin lograrlo: Ted Danson jamás se recuperó después de Cheers (1982-1993), a pesar de sus esfuerzos en comedia y drama con Becker (1998-2004) -el primer Dr. House-, Damages (2007-2012) y ahora CSI (2000-). El cast de Friends (1994-2004)-con excepción de Jennifer Aniston y David Schwimmer- ha intentado escapar de los fantasmas de sus personajes. Joey (2004-2006) no logró una buena acogida y Cougar Town (2009-) y Web Therapy (2011) no se convierten pronto en un recuerdo. Ashton Kutcher debió mejor haberse quedado atrapado en aquel viejo show de los setentas. Incluso William Shatner, después de haber hecho la difícil transición de capitán del Enterprise a abogado en Boston Legal, ha dado sólo pena con $#*! My Dad Says (2010-2011). 


Volver a la vida en televisión es un milagro destinado sólo para los que logran enterrar su pasado por completo. Si incluso Neil Patrick Harris se ha convertido en un sex symbol heterosexual gracias a How I Met Your Mother (2005-2013) y a pesar de Doogie Howser (1989-1993), sé que todos pueden resucitar.

¡Walter White ha muerto. Viva Walter White!




EDUARDO PÉREZ RIOS. Tapatío por orgullo y nacimiento. Licenciado en Relaciones Internacionales, pero siempre ha dicho que “Internacionalista” se escucha mejor. A pesar de su formación humanista, estudió un MBA sólo para demostrar que nada en este mundo está peleado. De profesión es insomne y escritor frustrado. Guarda en su cabeza datos inútiles sobre la historia de la cultura pop mientras se apasiona por el jazz, la Juve, el mezcal y la literatura. En la actualidad, a pesar de estar entrando a sus treintas, “Lalo” es ya demasiado viejo para Hamlet y demasiado joven para Lear.